IMPUESTO AL DELIRIO
De Alejandra Cardona, programa radial "Hablemos de Minas",
Lunes, 25 de abril de 2011 a las 21:24
FM 104.1 Activa -Salta
Naveguemos por un instante en el terreno imaginario de la suposición.
SUPONGAMOS que los ambientalistas logran imponer su punto de vista; y que todo lo que pregonan se asume como algo creíble, logran consenso y se empieza a obrar en consecuencia. Creíble, sabemos, no siempre es veraz, pero en este caso suponemos que si por las dudas. SUPONGAMOS que nos convencieron a todos los que apoyamos la minería de que somos realmente estúpidos, y ya cansados de renegar, nos resignamos a aceptar lo que la mayoría ha dispuesto.
SUPONGAMOS que las empresas mineras se asuman como estúpidas, todas a la vez, y que al margen de sentirse damnificadas en su derecho a ejercer una actividad productiva lícita, estén dispuestas a retirarse, dejando obviamente todo en condiciones antes de tomar el avión para volver a su país de origen. Todo esto lo harán por estúpidas y asumirán los costos y consecuencias.
El triunfo ambientalista SUPONDRÍA también poner en evidencia al Estado que ha promovido en su estúpido interés nacional, la promoción de este desarrollo industrial (porque ahora se entendería que haber declarado la minería como de utilidad pública y haber legislado para convertir al país en un escenario atractivo a las inversiones mineras, terminó siendo una soberana estupidez). Por haber sido tan estúpido, el Estado deberá afrontar juicios millonarios por parte de las empresas; pero eso no es lo más importante: una mala la tiene cualquiera y no hay mal que dure cien años. Además, as deudas se pagan a la larga o a la corta, aumentando los impuestos como todos sabemos.
En este contexto, el Estado deberá modificar las leyes, derogando todas las “leyes mineras” junto con su código; y sancionar nuevas leyes que recojan, detallen y amplíen los principios del status quo ambiental. Ya tenemos varios legisladores que han esbozado estas brillantes ideas, así que podemos estar tranquilos porque este tipo producción intelectual no conoce límites cuando se trata de satisfacer a quienes los aclaman.
Volvamos al presente: Las provincias que cuentan actualmente con explotaciones mineras en su territorio; además de los beneficios derivados de la generación de puestos de trabajo directos e indirectos, perciben ingresos pagados por las rapaces multinacionales en concepto de impuestos y regalías por la actividad que realizan en su territorio. De materializarse las ideas ambientalistas, al volvernos todos súbitamente imbéciles; habría que echar del país a todas, dejar a miles de trabajadores en la calle – previa indemnización- y también dejar de percibir esos ingresos.
Con esto se desencadenarían algunas primeras consecuencias lógicas, entre otras, a saber:
- Aumentar del desempleo, que vamos!, los trabajadores mineros si tanto se capacitaron ya se arreglarán (o, mejor, emigrarán) y en las cifras nacionales, un dígito más, uno menos, no hace mella. De última, los planes descansar están siempre a la mano.
- Tendríamos recontragarantizados nuestros recursos minerales bajo la tierra, que es donde el mandato ambientalista indica que deben estar, para que los disfruten nuestros tataranietos que seguro serán mucho más inteligentes que nosotros, si es que el mundo no termina de cualquier manera en el 2012 según los últimos informes de Discovery Channel/Infinito (últimamente no encuentro la diferencia).
- Mientras tanto, todo aquello que en las provincias mineras se realizaba con esos ingresos de los impuestos y regalías mineras, dejaría de hacerse, porque sencillamente dejarían de percibirse, lo cual impactaría no sólo en los ex mineros sino también en los que nada tuvieron que ver con la minería incluyendo a los ambientalistas.
Para morigerar este descalabro; propongo que los grupos e individuos ambientalistas antimineros paguen el equivalente a esas regalías e impuestos en el preciso momento en el que dejaran de percibirse en todo el territorio nacional durante un tiempo, digamos unos 8 o 10 años que no es mucho; hasta que el país encuentre la manera de ajustar sus estructuras productivas en un nuevo esquema importador no solo de productos manufacturados, sino de insumos tales como minerales metálicos y no metálicos básicos y esenciales de los cuales, obviamente, no podemos prescindir (tenemos muchas otras industrias que los ambientalistas no tienen problemas en que sigan funcionando).
Quizá una economía profundamente dependiente, más que en la época colonial, nos permita vivir en armonía con la naturaleza y sin conflictos sociales, que de existir no nos enteraríamos una vez que todos nuestros televisores, radios, teléfonos, computadoras, luz, etc. dejen de funcionar y su reposición se vuelva tan cara que no valga la pena.
Después, que queden solo con el equivalente al 3% de las regalías. Sería desmesurado exigirles más y nuestra estupidez no nos permitiría ir más allá. Pero ojo! Que el pago lo hagan sólo los miembros de esas organizaciones (de hecho o legalmente constituidas) que son privadas, ambientalistas y están identificadas; y aquellos particulares que públicamente agitaron para que así sea, que son harto conocidos y que, coherentes con sus principios, no se retractarían de su postura. Sumemos: Con el dinero del premio Nobel, el Nobel alternativo y las ganancias de los filmes de Pino, un par de sueldos de los famosos antimineros y tantos contribuyentes a Greenpeace, y otras asociaciones civiles locales; ya se puede armar un lindo fondo, no? No agrego la dieta de Bonasso, Filmus, Reyes, Alcuaz, Carrió, entre otros, porque sus sueldos los pagamos todos. Pero podría afectarse su patrimonio a perpetuidad.. opciones no faltarán.
Como nombre le pondría… no estoy segura… pero puede ser “Impuesto selectivo para la prevención de la industrialización pro-status quo”. Ya que los ambientalistas dicen que el 3% es poco en términos absolutos y desconocen los demás impuestos que pagan las mineras; seguramente no tendrán problemas en pagarlos.
Ah! Que la obligación alcance a sus familiares directos, indirectos, vecinos, amigos y respectivos descendientes a perpetuidad. No vaya a ser que en poco tempo nos quedemos sin ingresos para cuidar el medio ambiente porque no nos queden ambientalistas!!!
Me dirán que es una locura mi propuesta, que no tiene fundamentos, que se basa en la arbitrariedad, que no cabe en la cabeza de nadie, que ningún economista razonable apoyaría la iniciativa, que los legisladores estarían locos si la impulsaran…. mmmmmmmm …. Les suena?
Señores, estoy proponiendo simplemente que los más fervientes defensores de la ecología blanqueen su trabajo y tributen por ello. Actualmente, las ONG están exentas de muchos impuestos, se valen de la figura del voluntario para llevar a cabo sus acciones, reciben dinero de donaciones de particulares y empresas. ¿Acaso importaría si no tengo fundamentos, mientras enarbolo la bandera del bien común?
Creo que lo que sucedería, finalmente, es que veríamos a los ambientalistas (ya no antimineros, en razón de conveniencia) pregonar que es posible y necesaria la minería sustentable; y que ellos estarían dispuestos a participar activamente para un desarrollo armónico y ambientalmente amigable de la industria.
La pregunta es ¿Hace falta materializar el descalabro? La respuesta es obvia y es: No, no hace falta. Lo que hace falta es ponerse a pensar, en vez de pregonar prohibiciones.
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