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jueves, 2 de septiembre de 2010

QUIÉNES SE OPONEN A LA MINERÍA (2)

Camión manejado por damas
QUIÉNES SE OPONEN A LA MINERÍA (2)
En función de comentarios que hicieron a mi nota anterior, y de algunos que me hicieron directamente a mi correo electrónico, desarrollaré un poco más el tema como otra nota, porque esto es muy extenso para un comentario. Es con respecto siempre a la insistencia en el tema de que supuestamente las empresas, o "los otros" (...como diría Eduardo Ranea en su artículo: "El Rey Salomón en la arcadía del ideologismo: Ciencia, medio ambiente y el invisible actor humano en el drama ecológico de fin de siglo." En: F. Goin y R. Goñi, editores. Elementos de Política Ambiental. 17-27. H. Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires. 1.993) se llevan todo y a "nosotros" no nos dejan nada. Este argumento es típico de las izquierdas políticas que personifican a "los otros" como entes maléficos que nos dejan sin nada a "nosotros" (los "buenos" y expoliados), dejándonos una secuela de desastre y contaminación.
Todas las "izquierdas" se hicieron "ultra ambientalistas" desde hace años; la mayoría de ellas obviando su esencia filosófica, que es lo que desarrollo en las notas que mencioné y enlacé en mi anterior nota del blog, y que sintetizaré más adelante. Pero el tema es mucho más profundo que las cuatro o cinco acusaciones sin fundamento que esgrimen los "ultra ambientalistas." Veamos algunas falacias respecto a las acusaciones puntuales, para ver luego algo de la falacia filosófica principal, que hace a la esencia de la cuestión.
1) En los casos en que el concentrado de mineral "se lleva afuera" (al exterior del país, o de la provincia donde se encuentra el yacimiento), generalmente se lleva para su elaboración en el lugar donde las instalaciones están preparadas para hacerlo, sea en el país o provincia que sea. Para eso se paga acá (o se debería pagar ) lo que corresponde según nuestras leyes. Porque no siempre se justifica desde el punto de vista económico, hacer las instalaciones para refinado en el mismo país o provincia del yacimiento, cuando la vida útil de este es muy acotada en el tiempo. Porque tampoco nos creamos que los yacimientos de los que se está hablando, tienen muchas décadas de vida útil por delante. Por ejemplo en Bajo de la Alumbrera o en Cerro Vanguardia, por ejemplo, hay reservas minerales para un lustro, o poco más a partir de ahora (texto escrito en 2010.)
2) Los "ultra ambientalistas" se creen que "los otros" se llevan todo y no dejan nada. Y dicen esto convencidos, pero sin tener un mínimo conocimiento de cómo se desarrolla la economía de un emprendimiento minero. En primer lugar y dejando de lado quizá los placeres auríferos, o de piedras preciosas, un yacimiento de mineral que no es explotado, en la práctica tiene muy poco valor pecuniario. Me ha pasado tener que tasar un yacimiento sin explotar, y encontrarme con la cara del dueño ante los valores de la tasación, como si se le estuviera mintiendo. Porque el verdadero valor de un yacimiento minero(1) surge a partir del capital que se invierte para explotarlo. Cualquiera puede comprobarlo leyendo manuales elementales de minería (i.e.: V. Vidal: "Explotación de Minas", editorial Omega. Y noten que es la segunda cita bibliográfíca. JAMAS VI UN ESCRITO ULTRA AMBIENTALISTA QUE CITE BIBLIOGRAFÍA SOBRE LO QUE AFIRMA.)
Además un emprendimiento minero de gran envergadura necesita una inversión de capitales del orden de centenares de millones de dólares. Y aquí surge algo muy interesante para los argentinos. Porque la tasa de retorno de esos capitales es tan baja, que ningún capital local lo acepta. Porque acá rinde muchísimo más el campo, o cualquier industria, o importar boludeces, o dedicarse a la bicicleta financiera. Porque si en este momento (año 2018) las LEBAC rinden más del 25% anual en dólares, es difícil que a alguien se le ocurra invertir en nuevos yacimientos mineros.
3) Tocando el tema ambiental, cualquiera que haya aprobado la carrera de Geología aún con lo justo, tiene la obligación de saber que un yacimiento del tipo diseminado, AÚN SIN SER EXPLOTADO, produce una gran dispersión de elementos o compuestos solubles al ambiente (lo cual es lo mismo que decir "contaminación".) Porque el mineral aún sin ser explotado está en lugar y los agentes de meteorización actúan sobre el mismo. Precisamente este es el fundamento de la prospección geoquímica. La prospección geoquímica (o sea la búsqueda de yacimientos minerales mediante métodos químicos) se basa en seguir a través de los cursos de agua, los productos de alteración química de los minerales que se buscan. O dicho de otro modo, la prospección geoquímica se basa en seguir el rastro de CONTAMINACIÓN que producen los minerales de un yacimiento que todavía no se explotó, porque no se sabe dónde está. Así se los busca y así se los encuentra.
 Con respecto al tema del cianuro usado en el beneficio de oro y que tanto asusta a los "ultra ambientalistas", en las condiciones en que se lo emplea podría decirse que no es más tóxico que el CO2 que cada uno de nosotros emite al respirar. Pero sería interesante que lo busquen ellos, en la bibliografía correspondiente, así hacen algo más que criticar. Es más, alrededor del 90% del cianuro que se produce en el mundo, se consume fuera de la minería, en industrias desarrolladas en proximidad de grandes ciudades (industrias químicas, pinturas, metalurgia, etc.) Pero nadie lo menciona (y los "ultra ambientalistas" ni siquiera están enterados), porque el foco está puesto en contra de la minería.
Así las cosas, aún no llegamos al meollo de la cuestión, el cual es todavía mucho más profundo y es de índole filosófico. Porque todo el accionar humano tiene una base filosófica, aunque los mismos involucrados no lo sepan. O no lo quieran saber. Y acá caigo nuevamente en la hipocresía de los militantes de las "izquierdas" que se consideran ilustrados (...cuando no se creen "iluminados.") Entiendo que el marxismo surge con fuerza a partir del trabajo de Federico Engels, cuando ordenó los escritos de Carlos Marx. Engels aplicó la dialéctica Hegeliana a las obras de Marx y de allí surgió el unitarismo en la base filosófica del marxismo. Esto, como contrapartida del dualismo que dominaba y domina en occidente, procedente de la antigua Grecia.
Uno de los principios básicos de esa dialéctica es el salto, o paso, de lo cuantitativo a lo cualitativo. Según este principio, cuando en la naturaleza existe suficiente acumulación de "algo", ese conjunto creciente de "algo" llega a un punto en el que cambia de calidad: deja de ser ese "algo" y pasa a ser otra cosa. Un ejemplo burdo puede darse con árboles. Si se comienza a plantar árboles, cuando la cantidad de árboles es grande, la calidad del conjunto llega a ser diferente a la calidad de los árboles individuales, pasando a formar un bosque (y con ello cambia la calidad del suelo, de la fauna, del resto de la flora y del entorno en general.)
Aplicando ese principio en su libro “Dialéctica de la Naturaleza” (Editorial Problemas, Buenos Aires, 1941 - más bibliografía y un enlace; aprovéchenlos!), Engels desarrolló muy bien el modo en que el crecimiento intelectual de la humanidad, desde que comenzamos a caminar en "dos patas", fue producto de la evolución de la materia que compone nuestros cuerpos. Y expresó que lo más delicado y elevado de la evolución de la materia, es el intelecto humano. Por lo tanto, el intelecto vendría a ser tan natural como una flor o como un pájaro. Esa es la base filosófica unitarista a la que me refiero. Se la denomina unitarista porque no separa un cuerpo natural, de un alma (supuestamente) sobrenatural (... producto del "soplo divino.") En todo caso el alma (o el "espíritu", como lo llamó Engels en Dialéctica de la Naturaleza) es el producto más elevado de la evolución de la naturaleza, como también lo dice Engels. Por lo tanto, todo producto del intelecto humano, incluidas sus creaciones más complejas, también son naturales. Del mismo modo que lo es el palo que puede usar un chimpancé para alcanzar una fruta que está muy elevada.
Posteriores investigadores y filósofos de la URSS, en plena época de la primera "guerra fría", cuando de prepo tenían que ser marxistas y por lo tanto, engelianos, desarrollaron muy bien ese concepto. Entre otros lo hizo Alejandro Novik ("Sociedad y Naturaleza", Editorial Progreso. Moscú, 1982 - más bibliografía!) De las obras de Novik queda claro, o tendría que quedar claro para cualquier tipo de "izquierdas", que la acumulación de conocimientos por parte de la humanidad (o sea, el crecimiento cuantitativo de esos conocimientos), llegó a un punto en el cual generó un cambio en la calidad de la evolución humana. Dicho de otro modo, el crecimiento cuantitativo del conocimiento, generó un salto cualitativo de la humanidad. Ese salto cualitativo se hizo evidente a partir de la llamada "Revolución Industrial", ocurrida con del desarrollo de los motores de vapor.
Desde allí, la actividad humana comenzó a interactuar con las cuatro clásicas esferas naturales (litosfera, biosfera, hidrosfera y atmósfera), cada vez con más y más poder energético. Visto desde la perspectiva unitarista, a partir de allí es que surge el término Tecnósfera (o Noosfera), para designar a la actividad humana interactuando con el resto de la naturaleza.
Antes de ello, los procesos naturales se desarrollaban por la interacción entre la atmósfera, la hidrosfera, la litosfera y la biosfera. Y en esa interacción, la humanidad primitiva era un integrante más de la biosfera. Luego de ello se les sumó entonces la Tecnosfera o Noosfera. Y a partir de allí, los procesos naturales nunca más podrán ser como antes. No podrán serlo, simplemente porque el desarrollo de la humanidad, conjuntamente con el desarrollo del resto de la naturaleza, es lineal e irreversible.
Como dije en algún otro escrito, del mismo modo que el surgimiento de los seres vivos fotosintetizantes dio lugar a la existencia de oxígeno libre y TODOS los procesos exógenos quedaron supeditados a la presencia de este elemento (quizá obviando alguna de las partes más profundas y anóxicas de los océanos), el futuro desarrollo de la naturaleza estará supeditado al desarrollo del intelecto humano, mal que les pese a los "ultra ambientalistas."
Y si no están de acuerdo, como también dije en otro escrito, sería interesante que los "ultra ambientalistas" den el ejemplo y se "inmolen", en pro de sus creencias, dicho esto en sentido figurado. Que dejen su hipocresía de lado y no usen ninguno de los beneficios que pone a su disposición el desarrollo de la humanidad. En primer lugar, que no usen NADA QUE PROVENGA DE LA MINERIA. O sea, que prediquen con el ejemplo, o que se callen la boca!!!
Gracias. Cuídense y sean felices!! - MAG
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martes, 24 de agosto de 2010

LA HUMANIDAD Y LA NATURALEZA (5)

LA HUMANIDAD Y LA NATURALEZA (5)

(continuación de: http://blog-de-mag-ambiental.blogspot.com.ar/2010/08/la-humanidad-y-la-naturaleza-4.html)
Dado el estado de cosas visto en las notas previas, el principio de las soluciones a todos los problemas ambientales, deberá pasar por un cambio cualitativo en el estado de conciencia de la humanidad. Y ese cambio ocurrirá cuando se comprenda lo erróneo de asumir una actitud dualista,  considerando a la humanidad y sus logros, como enfrentados a la naturaleza. A partir de allí  deberán encarase soluciones desde todos los ángulos necesarios: educacional, político, científico y tecnológico.
Aunque esa toma de conciencia costará mucho de llevarse a cabo. Durante las tres últimas décadas, cada vez son más los países que oficialmente se ocupan del problema y cada vez son más las personas que se suman a movimientos masivos enfrentando a todo tipo de actitudes que atenten contra la naturaleza. Pero son relativamente pocos los que lo hacen con una actitud unitarista. Son relativamente pocos los que comprenden que los futuros avances científicos y tecnológicos deben desarrollarse considerando la condición natural de la humanidad y de sus acciones.
Porque no hay que empeñar esfuerzo en limitar el avance científico y tecnológico, sino, por ejemplo,  en reducir y eliminar factores de contaminación; en reducir a límites adecuados, la presión sobre los recursos naturales renovables y a organizar el consumo y búsqueda de substitutos, en el caso de los recursos naturales no renovables. La implantación de ciclos cerrados en el consumo industrial de agua y el tratamiento de los efluentes industriales y urbanos (humanos directos), hasta dejarlos en niveles de contaminación capaces de ser absorbidos por la naturaleza sin alterarla, serán otras de las tantas medidas que deberán tomarse en el futuro, paralelamente a realizar una educación masiva de la sociedad respecto de los beneficios globales que le significará el retorno a la conciencia natural.
De esa forma el futuro de la humanidad tenderá a reencontrar su equilibrio como parte de la
naturaleza. Y esa nueva condiciones de equilibrio entre la humanidad y la naturaleza, se encontrará en un nivel cualitativo superior al existente con anterioridad a la revolución industrial, debido a la evolución lineal e irreversible de los procesos naturales en el tiempo. Evolución a la cual se sumarán los cuantiosos logros positivos – actuales o futuros – de la ciencia y de la técnica, como parte real e indivisible de la evolución natural.
De allí en adelante todas las actividades de la humanidad pasarán a reforzar su vínculo con la naturaleza. Por expresarlo con palabras de L. Golóvanov: “Una concepción cualitativamente nueva no triunfa porque haya hecho cambiar de opinión a sus opositores, ni porque haya logrado 'convertir a su fe' a las academias y universidades, sino debido a la maduración objetiva de las condiciones favorables para su reconocimiento. Y será entonces cuando las nuevas generaciones asimilen esas ideas como algo que se sobreentiende.”


BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

Bergman, E., H. A. Bethe y R. E. Marshak, 1981. Opciones energéticas antes del año 2.000. Ed. Tres Tiempos SRL. Libros del Mañana Esperanzado, Serie Divulgación Científica 9, 1-196. Buenos Aires.
Derrey, F., 1969. La Tierra, esa desconocida. Enciclopedia Planeta. Ed. Sudamericana. 1-253. Buenos Aires.
Forbes, R. J., 1969. La conquista de la naturaleza. Monte Ávila Editores, C. A. 1-158. Venezuela.
Freeman, D., 1980. Energía: La Nueva Era. Ed. Tres Tiempos SRL. Libros del Mañana Esperanzado, Serie Divulgación Científica 2. 1-318. Buenos Aires
Golovanov, L. V., 1982. Todo es armonía en la naturaleza. Editorial MIR, 1-199. Moscú.
Halarcy, D. S. (Jr.), 1978. Tierra, Agua, Viento y Sol. Nuestras alternativas energéticas. Ed. Tres Tiempos SRL. (Buenos Aires) y Ed. Nuevomar S. A. de C.V. (México), Colección Universo, 1-175.
Hayes, D., 1981. Perspectivas energéticas mundiales. Ed. Tres Tiempos SRL. Cuadernos del Hoy Candente 5-8, 1-315.  Buenos Aires.
Jalee, P., 1973. Crisis energética y recursos naturales. Biblioteca Salvat de Grandes Temas. Salvat Editores, S. A. 1-143. Barcelona, España.
Novik, I., 1982. Sociedad y naturaleza. Editorial Progreso. 1-343. Moscú
Riabchikov, A. M., 1976. Estructura y dinámica de la esfera geográfica. Editorial MIR, 1-238. Moscú.
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viernes, 20 de agosto de 2010

LA HUMANIDAD Y LA NATURALEZA (3)

LA HUMANIDAD Y LA NATURALEZA(3)
LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL:
LA HUMANIDAD DEJA DE LADO SU CONDICIÓN NATURAL

(Continuación de:  http://blog-de-mag-ambiental.blogspot.com.ar/2010/08/la-humanidad-y-la-naturaleza-2.html)
El cúmulo de conocimientos, en su mayoría empíricos, atesorados desde sus orígenes por los humanos, constituyen la base cuantitativa que gracias a la invención de la máquina de vapor, le permitieron dar ese trascendental salto cualitativo posteriormente llamado REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.
Ese salto cualitativo tuvo su mayor expresión en la gran disponibilidad energética móvil (posible de ser llevada lejos de las fuentes de energía) que significaba el motor de vapor y fue decisivo tanto en la posterior evolución económica y social (surgimiento y desarrollo del capitalismo por sobre el feudalismo imperante hasta ese entonces), como en la evolución del estado colectivo de conciencia que regía las relaciones de la humanidad para con la naturaleza.
A partir de allí, la humanidad tuvo capacidad potencial como para influir significativamente sobre la naturaleza. Crecía la avidez de materias primas naturales de las nuevas industrias, al ritmo de la creciente necesidad de productos elaborados por parte de la sociedad en su conjunto. De ese modo los recursos naturales, tanto renovables como no renovables, sufrieron el impacto de esas demandas.
El artesanado previo, máximo elaborador de materias primas antes de la Revolución Industrial, solo podía hacerlo al ritmo de sus músculos, o de la energía de alguna rueda hidráulica, o eólica. Tal ritmo armonizaba con la autorrecuperación natural de los ambientes. Por otra parte, el estado colectivo de conciencia forjado milenio a milenio, hacia que la humanidad respetase a la naturaleza y que hasta le temiese, o le adorase.
Pero este enorme salto cualitativo dado en lo energético, significó PODER en todos sus aspectos. y La creciente acumulación de poder culminó rápidamente como otro salto cualitativo: en este caso en el estado colectivo de conciencia. Aquélla armonía primigenia con la naturaleza, en principio fue trocada en indiferencia y luego, en no pocos casos, hasta se convertió en desprecio. El progresivo sentimiento de superioridad que la humanidad se forjó con sus obras y logros cada vez mayores, hizo que surgiera ese dualismo que prima hoy en día: humanidad por un lado, naturaleza por otro.
Posteriores desarrollos técnicos y científicos en el ámbito energético, tales como el motor de combustión interna, la transmisión de la electricidad a grandes distancias y la producción de electricidad en gran escala en centrales térmicas convencionales primero, luego en centrales hidráulicas y por último en centrales térmicas de fisión nuclear, trajeron aparejada una enorme versatilidad en la disponibilidad energética.
Con tal versatilidad energética, la humanidad pudo moverse con mayor velocidad y con mayor intensidad, en pos de recursos naturales. Pudo penetrar más profundo en la corteza terrestre en busca de minerales; pudo sumergirse más profundo y por más tiempo en los mares (en la mayoría de los casos, con fines bélicos); pudo elevarse en la atmósfera hasta escapar de ella y pudo someter a su libre albedrío a una biosfera tan indefensa como incomprendida.
Los avances tecnológicos, en su mayoría impulsados por la creciente posibilidad de lucro que estos permitían obtener a partir de la elaboración masiva de recursos naturales, se tradujeron en una presión descontrolada sobre estos últimos. Lamentablemente y hasta entrado este siglo, las ciencias naturales no contaron con una fuente impulsora semejante y en general marcaron a la zaga de esas fuerzas que literalmente saqueaban puntualmente la naturaleza.
Continua...
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